Descubre si eres un workaholic y cómo puedes rehabilitarte
Si pensabas que la necesidad compulsiva, excesiva e incontrolable de trabajar era sólo un signo normal de compromiso con la empresa, debes saber que no es así. Se trata de una adicción que afecta a 35% de los mexicanos, cifra que se deriva de un estudio hecho por la Facultad de Psicología de la UNAM durante 2013 y 2015.
Dicha investigación señala que los adictos al trabajo o workaholics tienen, en su mayoría, entre 29 y 48 años y ocupan tanto puestos gerenciales y directivos, como niveles medios y operativos. No sería raro que alguien en tu oficina, o tú mismo, padeciera esta psicopatología.
¿Cómo saber si eres un adicto al trabajo?
Si contestas afirmativamente a cuatro o más de estas preguntas, significa que formas parte de la estadística:
- Cuando trabajas, ¿sientes que estás en una carrera contra el tiempo?
- ¿Te sientes culpable cuando no estás trabajando y tienes algunos pendientes?
- ¿Te cuesta trabajo relajarte cuando no estás trabajando?
- ¿Trabajas tanto que tu salud se ha visto afectada negativamente?
- ¿Sientes más interés por tu trabajo y le dedicas más tiempo que a cualquier otra cosa?
- ¿Trabajas por las noches, en fin de semana o en vacaciones?
- ¿Es el trabajo la actividad que más te gusta y de la que más hablas?
- ¿Trabajas más de cuarenta horas a la semana?
- ¿Crees que si no trabajas en exceso perderás tu trabajo?
- ¿Es el futuro una preocupación permanente para ti, incluso si te está yendo bien?
- ¿Te irritas cuando te piden que dejes de trabajar para hacer otras cosas?
- ¿Tus horarios de trabajo han dañado tus relaciones con la familia u otras personas?
- ¿Piensas en tu trabajo la mayoría del tiempo?
- ¿Haces más de dos cosas a la vez? Como comer, escribir un reporte.
- ¿Consideras que tener más dinero y/o prestigio es tu única motivación?
- ¿Eres muy exigente y tienes grandes expectativas sobre ti mismo?
- ¿Sientes la necesidad compulsiva de aprobación y reconocimiento?
- ¿Tus dispositivos móviles son una extensión de ti?
Las consecuencias de ser un workaholic
Trabajar de manera excesiva genera no sólo trastornos físicos, sino emocionales y sociales. Lo primero que sucede es que como el cuerpo y la mente no tienen el tiempo suficiente para descansar y recuperar la energía invertida en las actividades laborales, se intensifican la ansiedad y el estrés.
Por otro lado, surgen alteraciones cardiovasculares, gastritis, colitis y problemas cardiacos. Los workaholics llevan una pésima alimentación, pues comen rápido y sin atender a sus requerimientos nutrimentales.
Son frecuentes las afecciones vasculares, endocrinas, respiratorias, dermatológicas, migrañas, dolor de cuello y de espalda, cansancio crónico, irritabilidad, mala memoria, alopecia y disminución del deseo sexual.
En el aspecto social, los adictos al trabajo propician el deterioro de sus relaciones familiares y de amistad, en general se pierden de los momentos importantes de la vida. En el ámbito profesional, a largo plazo su desempeño se ve mermado.
Es posible dejar de ser un workaholic. ¿Cómo?
- Atiende otras prioridades. Tus posibilidades de un ascenso o éxito profesional son importantes, pero también lo son tu familia, practicar algún deporte, viajar, y todo aquello que te hace feliz. Esto incluye tomar vacaciones, cuidar tu salud y dormir al menos ocho horas diarias. Serás más creativo y productivo si estás en equilibrio físico y mental.
- Desintoxícate. Para un workaholic el dejar de revisar su computadora, tablet o smartphone es una tarea difícil de lograr, pero se puede. Al terminar tu jornada laboral o en fin de semana asegúrate de apagar todos tus dispositivos electrónicos, esto te ayudará a pasar tiempo de calidad con tu familia, pareja o amigos, sin interrupciones.
- Limita tus horarios de oficina. Comienza poco a poco. Si tus horarios son de diez o doce horas diarias, disminuye una hora por semana, hasta llegar al tiempo que establezca tu empresa, no más. Con más horas libres, podrás despejar tu mente en otras actividades.
- Replantea tu concepto de éxito. Haz que tus metas incluyan también desarrollo personal, divertimento, salud emocional. No aspires sólo a una cantidad atractiva en tu cheque, a prestigio o estatus; toma en cuenta la calidad de tus relaciones y la importancia del equilibrio entre lo laboral y lo personal.
- Acepta tus limitaciones. Recuerda que no estás obligado a ser el mejor en todo o cumplir expectativas sobrehumanas. Largas y extenuantes jornadas de trabajo no necesariamente son sinónimo de productividad.
- Valora cada logro. No sólo un ascenso o concluir un gran proyecto son dignos de celebrarse; las pequeñas victorias, las cotidianas, también representan tu esfuerzo, celébralas haciendo algo distinto al salir del trabajo y aprovecha para socializar con tus colegas.