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Mitos vs realidades del outsourcing

Mitos vs realidades del outsourcing

Ante la dinámica compleja y cambiante que enfrentan todos los sectores productivos, muchas empresas buscan potenciar su marca y hacer frente a la competencia. Para lograrlo, han echado mano del outsourcing o tercerización, ya que esto implica dejar en manos de especialistas las tareas que no forman parte del “expertise” de la plantilla tradicional, haciendo que las compañías destinen todos sus esfuerzos a alcanzar sus objetivos centrales.

Los clientes exigen productos y servicios de calidad a un costo competitivo, para lo cual es indispensable que cada eslabón de la cadena de valor esté a cargo de verdaderos expertos,  y es ahí donde entran los proveedores de outsourcing, aliados estratégicos de las compañías.

Según la experiencia de numerosas empresas, externalizar un servicio les ha representado mayor rentabilidad y flexibilidad, así como reducción de costos. Pero aunque este esquema ya lleva décadas en el mercado y su eficacia ha sido probada, existen organizaciones que aún no se deciden a tercerizar debido al desconocimiento de su verdadero sentido y, sobre todo, a algunos mitos extendidos sobre su implementación. 

Por eso, esta vez analizamos seis mitos acerca del outsourcing y evidenciamos que están lejos de la realidad. 

1.- El precio es el principal factor para elegir entre un proveedor de outsourcing y otro.

La realidad es que se deben evaluar muchas cosas más de una empresa de tercerización, como la calidad del servicio que brinda, los procesos a realizar, su experiencia en el sector y del talento humano en sus funciones, los casos de éxito en su trayectoria, si pertenece a alguna asociación que respalde su prestigio, las garantías de confidencialidad que ofrece.

Cuando un proveedor de outsourcing ofrece un precio mucho más bajo que sus competidores, puede ser una señal de que algo no anda bien con sus procesos internos. Los buenos proveedores invierten en un adecuado control interno que ayuda a enfrentar los desafíos de sus clientes de la mejor manera. No se puede decir que las mejores compañías tercerizadoras son aquellas que resultan más accesibles en costo.

2.- El outsourcing sólo es para las empresas grandes

No es así. La idea de que únicamente las grandes corporaciones necesitan externalizar algún servicio es errónea. Se trata de una estrategia que incrementa la competitividad de las pymes.

De hecho, según Percéptica, una compañía argentina dedicada al Business Inteligence, es recomendable que las pequeñas y medianas empresas deleguen lo que no forma parte de su core businnes para no distraer recursos en las actividades que no son esenciales, con el objetivo de generar mayor productividad y eficiencia. De esta forma, mientras la empresa enfoca su esfuerzo en lo que mejor sabe hacer, cuenta con un especialista que potencia sus recursos y mejora el servicio ofrecido. 

3.- Al externalizar pierdes el control de tu empresa

Entregar una operación a una empresa de outsourcing no significa que el cliente tenga una desvinculación total de esa parte del negocio. Cuando se contrata personal externo a la compañía, es normal que existan metodologías diferentes al implantar un proyecto, pero esto no representa un problema; es suficiente con que la compañía de tercerización realice un diagnóstico de la empresa contratante y tenga un conocimiento profundo de las operaciones de la misma.  


La organización que decide tercerizar un proceso debe establecer mecanismos de control y supervisión adecuados sobre la gestión del proveedor, los cuales se dejan claros desde el inicio en el contrato. Es importante que la empresa contratante mida, supervise y valore la contribución del proveedor de outsourcing a la mejora de sus procesos, y que defina el esquema de coordinación entre ambos, los objetivos por lograr y las herramientas de reporting y seguimiento. Una buena compañía de tercerización evitará la pérdida de autonomía de su cliente y se guiará por las mejores prácticas del mercado para tener mayor capacidad de reacción ante cambios de la demanda; además, podrá proponer cambios en el modo de operar, pero la decisión final siempre será del cliente.  Definitivamente es posible establecer una relación basada en una colaboración estrecha y permanente entre ambas empresas.

4.- Tercerizar pone en riesgo la confidencialidad.

Es una impresión equivocada. Aunque  muchos empresarios aún sienten desconfianza al dejar cierta información en manos del proveedor de outsourcing, de alguna manera ya difunden datos cuando envían documentos por correo o cuando suben información a servidores o a la nube. Si subcontratas un servicio, un buen proveedor puede garantizar un manejo de información con los más altos estándares de seguridad disponibles, y eso se establece en el contrato.

5.- Es muy costoso subcontratar un proceso.

Tampoco es verdad. En muchos casos los tomadores de decisiones de una empresa consideran que no pueden permitirse pagar por este servicio, pues piensan que es más oneroso económicamente que trabajar con personal propio. Sin embargo, la realidad es que tercerizar puede ser una decisión muy acertada que trae consigo diversos beneficios a la compañía, como ahorrar recursos. Por ejemplo, hay actividades que, además del capital humano, requieren un complemento tecnológico cuya adquisición y mantenimiento conllevan gastos. El proveedor de outsourcing está obligado a mantenerse actualizado tecnológicamente y de encargarse de todos los gastos extra que surjan, de modo que la compañía dispone siempre de la mejor tecnología sin invertir en ella. De igual forma, la tercerización permite ahorrar en costos como capacitación del talento humano y eventuales contingencias.

6.- Disminución de la calidad.

Esta es una idea incorrecta. Quien contrata a una empresa de externalización no tiene por qué ver mermada la calidad de su servicio. Esto obedece a que el proveedor de outsourcing implementa los índices de calidad establecidos por el cliente y actúa según los requerimientos de éste. Para ello es importante firmar un acuerdo sólido que determine el nivel de servicios y procesos, el cual debe cumplir con indicadores cualitativos como satisfacción del cliente; cuantitativos (como ventas, volumen); y de eficiencia (tiempos de respuesta). Las empresas de tercerización eficientes y con experiencia poseen personal especializado en la mejora de los procesos productivos, por lo que no sólo cumplen con los estándares definidos, sino que mejoran la calidad de los mismos.

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